Retales
2007-2023
Cuando era un niño recuerdo el olor a chorizo pamplonica del bocadillo que mi padre iba comiéndose mientras conducía el Renault 18 azul oscuro, los viernes camino Candanchú.
La familia al completo, casi no cabíamos a pesar de ser un coche familiar. Yo aguantaba como podía las ganas de vomitar, no siempre con éxito, del mareo que me producía no solo la mezcla de los olores del coche: chorizo, tabaco; con las curvas de la antigua carretera del pantano de Yesa. Antes de llegar a la última curva del viaje, el color de mi cara era ya del mismo “blanco roto” que la nieve de la canción qué bonito es Candanchú con nieveeee... que entonábamos como colofón de aquellos viajes. Se convirtió en nuestro himno familiar de aquel entonces.
Recuerdo también de esos viajes en coche a Candanchú, entre otras muchas de aquel entonces que me hacían muy feliz, las vallas publicitarias que salían a nuestro encuentro.
No entendía para qué servían. Lo mismo me pasaba cuando veía los anuncios de la TV.
Me parecía impensable que eso sirviera para que la gente que comprara lo que estaban anunciando.
Olía a mentira descarada! daba igual, da igual y seguirá dando igual. Servían para eso.
Por aquel entonces, no pensaba que éramos tan tontos, ni por supuesto me daba cuenta lo que de verdad esconde un simple anuncio. Ahora tengo claro que me equivocaba, pero es una equivocación tierna e inocente.
Supongo que cuando eres niño tu mente está limpia y crees en las bondades de las personas. Por lo menos es lo que yo he vivido en base a mi experiencia.
Esos anuncios en papel, en vallas publicitarias cada vez están más en desuso, ya no hay tantos como entonces. Algunos se han quedado con el ultimo anuncio que se puso -a saber cuando- y tienen el papel desgastado y descolorido por el paso del tiempo, la meteorología, las pintadas…; otros se han intentado quitar los restos del anterior papel, pero a veces no desaparecen del todo, siempre quedan parte de esos restos, RETALES. Los hay también perfectamente limpios para el siguiente cartel en papel. Se ve que esa ubicación de esa valla sigue engañándonos.
Estos anuncios en vallas están siendo sustituidos por anuncios a través de plataformas dispositivos digitales, como es lógico.
Esas vallas, mejor dicho esos retales que convierten a las vallas publicitarias en obras de arte abstracto encierran parte de nuestra historia. Esos restos de papel pegado, esos vestigios de anuncios en papel que se han ido pegando y despegando, y modificados a lo largo de los años, en parte hablan de cómo éramos antes, de nuestros gustos y deseos de entonces -o los que nos querían imponer-, pero también de cómo han cambiado o evolucionado nuestras preferencias o imposiciones. Esos restos de papel…¿a cuantos anuncios corresponderá? ¿desde cuando estarán ahí? ¿Igual hay algún retal de papel en alguna valla de esas que veía desde el coche cuando era pequeño?. Dandole vueltas a esto, reflexionando, me surge una cuestión…¿Compramos lo que nos venden o nos venden lo que compramos?
Aparte de todas esas cuestiones que no van a ningún lado me parece, la cosa es que esos retales crean unas texturas que me atrapan y es por eso por lo que hago esa fotografía, el resto lo he pensado después.
Texto escrito entre el 27 abril 2021 y el 25 febrero 2024.